
Asesinar, saciar la sed que corroe la conciencia de tener que lavarle la ropa a los asesinos de tus hijos, de pagarle una vacuna a aquellos que solo te oprimen, de votar por aquellos “corruptos” que te dijeron, de no volver a ver a tus amigos desaparecidos en la manigua del silencio, pagado por una mano poderosa, de tener que acallar tu voz o tus ideas, cuando te enfrentas ante un orate con una arma, es lo que obliga a que muchos como tu sientan la necesidad de tomarse una “justicia” que no es igual para todos, de borrar de plano todo aquel horizonte de maldad en el cual ya no quieres sembrar más nada.
Esa al parecer es la única salida que les queda a aquellos que saben que la sociedad se deja embrujar por promesas de “paz” por medio de la guerra, de erradicar los males de la sociedad, creando “escuadrones de la muerte”, de “limpieza social”, aceptando estrategias de empresas de “juguetes bélicos” que toman las decisiones de proyectos como el “Plan Colombia” de no querer derrotar al adversario, sino “eliminarlo y enviarlo al infierno”, con los mecanismos de una seguridad falsa y solo democrática en los medios de comunicación, esa impotencia solo engendra una sola repuesta, soñar con la destrucción del “otro” que no es otro sino tu mismo, empujado por otro remolino del mismo río, arrastrado por sus SUEÑOS ASESINOS.
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